Este panorama está poniendo en riesgo de destrucción total a muchos ecosistemas esenciales, especialmente los clave para mantener un equilibrio ya alterado de dióxido de carbono en nuestra atmósfera.
Una opción viable para satisfacer esta creciente demanda es la intensificación y la expansión de la tierra agrícola, lo que conlleva un uso masivo de recursos y un impacto devastador en los ecosistemas. Otra opción es contar con soluciones sostenibles en la agricultura, en donde la agricultura hidropónica emerge como una alternativa prometedora para alimentar al mundo de manera eficiente y sostenible pues las granjas hidropónicas utilizan hasta 90% menos de agua.
La innovadora agricultura hidropónica ofrece eficiencia, sostenibilidad y rendimientos superiores en entornos controlados. En esta vanguardia de la innovación, hay una startup, fundada por la bioingeniera argentina Guadalupe Murga, que está liderando el camino al hackear el sistema metabólico de los cultivos para impulsar su rendimiento y calidad.
Su tecnología pionera ha redefinido los límites de la agricultura hidropónica. Su enfoque se centra en modificar y potenciar el sistema metabólico de los cultivos, desbloqueando su máximo potencial de crecimiento y nutrición. A través de métodos científicos innovadores ha logrado aumentar significativamente los rendimientos de los cultivos hidropónicos, al tiempo que mejora su calidad y resistencia a enfermedades.
Más allá del incremento en la producción, está contribuyendo a la sostenibilidad agrícola al reducir el uso de agua, pesticidas y fertilizantes, y ha abierto la puerta a una producción agrícola más rentable y accesible, con el potencial de alimentar a comunidades enteras de manera más eficiente y sostenible.
Sin embargo, como en todo, siempre hay algunos retos. Para los pequeños agricultores principiantes, entrar a la agricultura hidropónica puede conllevar altos costos asociados al alquiler del espacio, pagos de hipoteca, renovación de un edificio o espacio para alojar las estructuras hidropónicas, los costes iniciales de los materiales (como las luces LED, los sistemas de riego y alimentación, los estantes para plantas, las semillas, la tecnología de ambiente controlado, etc.) y los costes de la mano de obra y electricidad para mantener la granja en funcionamiento.
No obstante, las granjas hidropónicas tienen el potencial de convertir edificios infrautilizados en tierras de cultivo al servicio de la comunidad y crear puestos de trabajo. Adicionalmente, ante los desafíos globales, especialmente el cambio climático y la seguridad alimentaria, la innovación en la agricultura se vuelve fundamental. Prueba de ello es el trabajo que hace Murga, al mostrar cómo la tecnología y la ciencia pueden unirse para transformar industrias enteras y abordar desafíos apremiantes.
La Inteligencia Artificial (IA) y el Aprendizaje Automático (AM) se están implementando de forma efectiva en la hidroponía, proporcionando información sobre las condiciones óptimas de crecimiento de las plantas, predicciones de rendimiento y detección de enfermedades. Los dispositivos de Internet de las Cosas (IoT) pueden supervisar y controlar a distancia los sistemas hidropónicos, ajustando el suministro de nutrientes en función de las necesidades de las plantas, y los sistemas hidropónicos totalmente automatizados pueden realizar tareas que van desde la siembra y el trasplante hasta la cosecha, controlando y ajustando automáticamente parámetros ambientales y el equilibrio de nutrientes.
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