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DESPABILATE ⭐⭐⭐⭐⭐

un dolor de cabeza para las empresas familiares


Los errores en la sucesión de una empresa familiar

«Lo primero que hay que elegir es al sucesor y cuando se elige, se eliminan a las otras personas. Eso es un proceso muy doloroso. Los padres no deben tomar esa decisión, porque el riesgo es que la familia puede llegar a disolver», advierte Alfonso Bolio, profesor decano de las áreas de Factor Humano y Empresa-Familia del IPADE Business School.

En estos casos, cuando se tiene un proceso iniciado, y hay órganos de gobierno, esto lógicamente debe ser llevado al consejo de administración. Y dentro del consejo, una comisión que se dedique a evaluar a los elementos de la familia y a otros no familiares para saber quién es la mejor persona para conducir la empresa, agrega el especialista.

El riesgo es real, pues el 57% de las empresas están en riesgo inminente para su continuidad debido a los malos procesos sucesorios en la dirección general.

¿Cómo planear la sucesión?

Y, de acuerdo con los especialistas que participaron en el estudio, el proceso sucesorio se debe planear con 10 años de anticipación como mínimo.

En ese tiempo, es clave «contar con un sucesor ya formado y capacitado» para asumir el relevo. Y, para realizar la transición es importante la institucionalización e la empresa.

Institucionalizar la empresa, para evitar conflictos

«Institucionalizar la empresa significa que su conducción no dependa de una o pocas personas sino, precisamente, de instituciones como la Asamblea de Accionistas y el Consejo de Administración», señala el reporte.

Solamente 5% de las empresas familiares tiene un avance adecuado en este proceso institucional. El cual implica:

  • Formalizar y profesionalizar los órganos de gobierno
  • Consejos de administración debidamente formados, con funciones claras y adecuada integración de consejeros
  • Contar con Asambleas de accionistas formales y regulares, que participen de las toma de decisiones y aseguren la gobernanza

En términos de profesionalización, es importante formar a nuevos cuadros directivos de manera continua, determinar periodos máximos en posiciones directivas y definir y evaluar cada gestión.

De manera general, únicamente el 3% de las empresas familiares en México está en condiciones óptimas de continuidad y operación. Y aproximadamente, de cada 6 empresas que se crean en México, solo dos pasan a segunda generación y una a tercera generación, explicó Alfonso Bolio, decano del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa de la Universidad Panamericana.


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